Hace unos días recordaba con un buen amigo el caso de Bélgica y sus 541 días de gobierno en funciones. Hablábamos de que estuvimos allí durante el verano de 2011 y que no nos habíamos parado a pensar sobre las consecuencias que este hecho podría haber tenido sobre aquel país, en particular sobre su economía, y la posibilidad de extraer algún aprendizaje.
Nuestra situación política actual es algo similar, estamos en un impasse en el que el país se encuentra con un gobierno en funciones. Y es ahora cuando aparecen voces agoreras que nos avisan de las dificultades económicas a las que vamos a ver abocados si no resolvemos este hecho a la mayor brevedad: fuga de capitales, aumento del paro, desconfianza empresarial, ralentización del crecimiento, disminución de la competitividad de nuestras empresas, etc.
Bélgica estuvo más de 500 días con un gobierno en funciones entre junio de 2010 y diciembre de 2011. Veamos brevemente la evolución de algunos de sus índices macro-económicos durante este tiempo, a pesar de la crisis política que vivió durante ese año y medio:
PIB: en 2009 (año “negro” en términos económicos) Bélgica sufrió una contracción del 2,8%. En 2010, año complicado todavía, Bélgica creció un 2,3%, y en 2011 el PIB volvió a subir, un 1,8%.
PIB per cápita. En 2009 era de 32.300 euros, ya que sufrió una contracción del 3,9%. Durante 2010 aumentó hasta los 33.500 euros, y en 2011 también se incrementó hasta los 34.500 euros.
Desempleo: en 2009, en plena crisis financiera global, el desempleo se situó en el 8,2%. En 2010, bajó al 7,7%. En diciembre de 2011 la tasa se situó en un 7%.
Déficit: Bélgica redujo su déficit del 5,8% del PIB que registró en 2009 al 4% en 2010, un resultado mucho mejor que el objetivo del 4,8% fijado inicialmente. 2011 terminó en un 4%
Partiendo de que Bélgica no es España, y de que tener un gobierno en funciones no es la mejor estrategia de gobierno en un país, cada uno podemos extraer los aprendizajes que estimemos más adecuados. Los habrá en todos los sentidos, pero por mi parte me gustaría introducir los aspectos en los que coincidimos mi buen amigo Mikel y yo:
El hecho de no contar con un gobierno central oficial durante un periodo largo de tiempo (en términos de duración de una legislatura) no tiene por qué abocar a un país o región a una recesión económica. Hay muchos factores jugando un papel en el desarrollo económico, hay que tenerlos detectados, priorizados y dinamizarlos al margen del momento político.
El papel del gobierno en funciones nos parecía más importante de lo que parecería a priori, debiendo asumir la responsabilidad de gobernar durante el periodo de “sede vacante”, aunque trabajando en coordinación con el resto de partidos y representantes políticos electos debido al carácter “interino” de su mandato.
Por último coincidíamos en que las estructuras de estado intermedias y técnicas deberían cobrar un papel crucial, siendo clave que continúen con su trabajo y responsabilidades. Una administración pública fuerte, coordinada y eficiente sería pieza clave para continuar con su labor dinamizadora en cualquier momento, pero más con un gobierno en funciones.
Tras un buen rato de animada charla concluimos que el ejemplo de Bélgica reflejaba a la perfección que el desarrollo económico no tiene una sola locomotora, es multifactorial. El gobierno central tiene un papel principal por el poder político y económico que atesora, pero también es importante resaltar la importancia de otros agentes también principales.
Otros gobiernos (regionales, municipales, etc.), las empresas, las universidades y centros de investigación, el sistema financiero, medios de comunicación, la ciudadanía, etc., en definitiva, la sociedad en su conjunto tiene la responsabilidad de ser la locomotora del desarrollo económico, al margen del tiempo político, en aras del bienestar económico y social de todos.
Así pues solo puedo añadir una cosa: Manos a la obra, tempus fugit.
Sergio Villava Gómez